A través de los tablones de mi techo veo las estrellas que para mi susurran “volverás” recobro un sentido, la imprudencia de un débil incumplido ¿es necedad amar?
Amar a cuyo nombre no quiero recordar.
Paso días de turbio en turbio poco dormir y mucho escribir.
Se me seca el cerebro de manera que pierdo mi juicio, me lleno de la fantasía de todo aquello que escribo.
Temas como: batallas, desafíos, heridas, diarios y tormentos.
Encanto de fuerza bruta y mi maldad, casi 30 son los días que se han pasado en imaginar como enmendar este caos.
Me doy a entender que no me falta otra cosa que encontrar un caballero del cual enamorarme, porque sin ti soy árbol sin fruto y cuerpo sin alma.
No quise aguardar más tiempo en poner en efecto mi pensamiento.
Tuertos que enderezar, sin razones que enmendar, deudas que pagar y abusos que superar.
Y gana mi locura a la razón, en que consiste la fuerza de las aventuras, yo camino por lo prohibido, tendida por la faz de la tierra, los oscuros de mi hermoso cabello y apenas los dibujados pajaritos con sus arpas que me endulzan.
Lenguas que saludan con dulce armonía la llegada de la colorida y bien pintada aurora, por las puertas y balcones del manchado horizonte a los dos se nos mostraba.
¡Oh tu! Sabio encantador, quienquiera q seas, ¿a quien a de tocar tu ser conquistar?
Ruego que no te olvides de mi hermoso caballero. Compañero eterno mío, en todos mis caminos y carreras ven conmigo.
Mañana como tengo dicho se cumplirá lo que tanto deseo, para poder como se debe, iré por los 4 mundos buscando aventuras en pro de mi caballero.
No parece, sino que ahora lo veo con aquella cara que de un huevo tenía a la luna y del otro al sol, aquella cara tan linda como mi cielo.
Zara Frita
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