Orlok

Y cuando la calma…


Ya ha terminado la historia interminable, fue agotadora toda esa industria que vendio a mi vida un pedazo de miseria y mentira.
Las migajas de pan de la vida agonizante se quedaron flotando en el aire.
Ya no hay descontentos ni noches vagabundas, naufragando en submundos de etílicas noches de rayas blancas y muertes lentas, seguras.
Con el se fueron las llamadas de compras ilegales y las madrugadas de velas con el sonido de un crack de un fantasma de absurda paranoia y alucinaciones brutales.
La magia se ha perdido, porque ya no amanezco sentada en frente de un lago de torbellinos y maltratos de humillaciones constantes a esas ganas de seguir muriendo en esa sustancia q me agotaba la vida.
En cambio ahora, tengo un respaldo que me pide caminar por el mismo camino, es mas tranquilo, no es tan improvisado, pero es mas estable y es real. Aunque debo salir por momentos del sendero, solo para darme cuenta que estoy en un camino correcto que me propala a una felicidad nueva.
La honestidad no se cuestiona y las tristes noches son acompañadas de soledad, pero ya no de angustias. La soledad muere al dia siguiente, justo cuando llega, y cae de nuevo la noche, como en los tiempos antaño, pero no caigo yo, porque ya no hay un pusher hambriento de mi inexistencia fugaz.