Nos bajamos de un taxi rojo, entré a una casa vieja y fria, me presentaron.
La primera persona que vi, era una guatemalteca que se llamaba Victoria, ella era una señora que de verdad aparentaba tener mucha mas edad de la que tenia, era muy delgada, con unas ojeras inmensas y el pelo largo y despeinado, siempre lo tenia suelto y la espalda un poco encorvada, parecía que para ella la vida ya no tenia sentido y siempre habla de su exmarido del que se refería como “el cerote”. Victoria y “el cerote” vivían juntos en Guatemala en una casa en la zona 14 la cual perdieron por un préstamo al banco y tuvieron que mudarse a una casa de huéspedes en la zona 15, se pasaban el día entero tratando de conseguir juntos un poco de dinero para poder comprar cocaína, pasaron así un tiempo, hasta que el dinero se hacia escaso y necesitaban pagar un cuarto.
Pararon viviendo en el gallito de la zona 3 en un hotel fantasma. (Así se le llama a un hotel que funciona como bunker de consumo y no se paga por noche, sino por servicio) y cambiaron la cocaína por el crack, que salía mas barato y al empezar a consumirlo no se puede parar.
Decían que solo había tres salidas para esta adicción, la cárcel, la muerte o cartonear, que podía ser peor que la muerte.
Pero un buen día, entró “el cerote” al hotel con una 9 milímetros amenazando a victoria de matarla si no le entregaba los 7 gramos de crack que se le habían perdido.
Victoria se puso furiosa porque sabia que el se las había fumado y lo empujo, el le apunto al pecho y disparo, se dio la vuelta y se largo a comprar un poco mas de crack. Victoria se salvo por un par de milímetros, la bala entro en la clavícula y se ahogo por un nervio cerca del corazon, así que del hospital sus hijos la mandaron a internarse fuera de Guatemala y por eso coincidimos en Costa Rica. Cuando Victoria termino de contarme porque razón habíamos coincidido, me presento a una heroinómana llamada Cristina. Talvez una de las personas mas locas que he conocido en mi vida. Cristina tenia 24 años, era blanca, delgada, ojos verdes, rubia, de estatura baja y como sonrisa tenia una mueca extraña que mas parecía burla, tenia en su boca el clásico movimiento de una maquina de escribir.
Lo primero que dijo cristina cuando me vio fue: hola yo soy lesbiana, pero no te preocupes, vos no me gustas.
Bienvenida a un país desconocido, soy una desconocida mas que te aseguro te caera mal. Mientras la encargada decía: esta va a ser tu nueva familia y todavía falta que conozcas a las demás.
la cinta de una tinta, distinta, extinta, indistinta, entrecinta, microcinta de una gran pinta: sacatinta, trocatinta
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